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Sinopsis
Lo que parecía ser una fortuna, el encontrar una copia del juego de Halo 4 antes de su lanzamiento, terminó siendo una escalofriante pesadilla para el jugador.
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Halo 4 Maildito
Estaba navegando por internet cuando encontré un anuncio donde supuestamente vendían el juego de Halo 4, como aficionado de la saga me emocioné y decidí comprarlo ya que al parecer era la única copia existente, pues todavía no salía al público en general. Además de que por el precio tan barato me pareció un desperdicio dejarlo pasar.
La entrega fue algo rápida ya que no pasaron más de dos días hasta que lo tuve en mis manos y me sentí muy emocionado al respecto pues sería el primero en probar el juego en todo el mundo.
Ya con él en mis posesión inmediatamente me encerré en el cuarto para comenzar a jugarlo. Al momento de iniciar pude percatarme que había algo mal en el juego ya que la pantalla inicial mostraba el título escrito con sangre en lo que aparentaba ser una fotografía más que una animación.
La calidad del sonido era increíblemente buena, incluso para los audífonos de bajo costo con los que suelo jugar en la consola. Las cosas continuaron poniéndose extrañas pues el soundtrack sonaba más como gritos y lamentos de personas mezclados con melodías.
Además de que, por alguna razón, el juego no me dejaba iniciar sesión con mi perfil habitual, aparentemente tenía que crearme uno nuevo para jugar.
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Tras iniciar sesión comencé inmediatamente con la campaña porque quería saber cómo continuaba la historia; Debo admitir que no duré más de la mitad de la primer misión ya que la animación de los disparos junto con los sonidos me parecían sumamente gráficos.
Era tanta la sangre que salía de los covenant que se hacían charcos al sólo acabar con 3 o 4 de ellos.
Del sonido ni se diga, si le prestaba demasiada atención casi podía escuchar el sonido de los huesos crujiendo al momento de que las balas los impactaban y los gritos tanto de dolor como de sufrimiento no ayudaban a mejorar la situación.
Al regresar al menú principal noté que el resto de las misiones salían disponibles, que los cráneos salían desbloqueados, los mapas multijugador y otras funciones estaban igualmente habilitadas; sin embargo, me causaba inquietud que la miniatura de los mapas estuviera distorsionada y con esa característica crudeza visual en los escenarios con soldados enemigos muertos, apilados, en charcos de sangre… casi podría asegurar que se mostraba hasta el estado de putrefacción en algunos de ellos.
Algo no estaba bien y en el fondo lo sabía.
Dentro de los cráneos desbloqueables recuerdo particularmente 3 cuyos nombres eran: Apocalipsis, muerte y zombie.
El efecto del cráneo zombie consistía en que aparecían hordas de soldados del covenant en estado de descomposición, algo demasiado repulsivo de ver. Pero llegaba un punto donde si se te acercaban demasiado iniciaba una cinemática donde descuartizaban al Jefe Maestro de manera muy gráfica.
El efecto de muerte consistía en que si fijas la mirada en un enemigo específico el visor del casco se abría e iniciaba una cinemática donde el enemigo era desmembrado en el aire.
Muy disgustante y realmente nauseabundo de ver.
Con el efecto de apocalipsis pasaba que al casi terminar de matar a los enemigos de un área, llegaban dos flotas del covenant los cuales al matarte iniciaba otra cinemática donde terminaban al jefe maestro con pistolas de plasma y cortes con las espadas de energía donde se podían ver las quemaduras de tercer grado por el plasma caliente e incluso la amputación de las extremidades con las espadas.
Debo admitir que la primera vez vomité en el baño al verla.
Si bien en este punto pensé que debía dejar el juego, había algo que no me lo permitía, no sé si era la curiosidad de saber qué más tendría este juego o si existía algo más allá de mi que no me lo permitía.
Pero continué con el único apartado al que no había entrado todavía: El multijugador en línea.
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Ahí sólo existía un modo de juego que se llamaba “Mata o muere” y debajo mostraba un jugador conectado, cosa que se me hizo peculiar pues pensaba que era la única persona con esta copia en todo el mundo.
La pantalla de emparejamiento mostraba un escenario apenas distinguible pues tenía superpuesta una capa de color rojo con poca transparencia, aunque alcanzaba a distinguir un río de lo que parecía ser lava.
Al conectarme con el otro jugador leí que su gamertag decía 666 y que el mapa donde jugaríamos se llamaba “el infierno”; sinceramente en ese punto estaba lleno de pánico y miedo, asombrado también por lo que estaba ocurriendo.
Ya en la partida casi nada era distinguible al inicio pues tenía ese efecto rojizo en toda la pantalla; sin embargo, así como ocurre cuando entras en un lugar oscuro de un momento a otro, a los poco minutos me acostumbré y caminé por el mapa un poco para conocerlo mejor.
No estaba tan preocupado por el juego contra la otra persona debido a que ya sabía jugar bastante luego de tantos años de práctica.
Es así que comencé con cierta ventaja en la partida pues iba por delante con casi más de 10 muertes cuando escuché por el micrófono ruido que pronto se convirtió en una voz un poco siniestra.
Dijo que era hora de que yo me quede atrás y a los pocos minutos empatamos. No sabía si era sugestión por todo lo que ocurría, pero noté que en cada muerte una parte del cuerpo me dolía y se hacía más intenso como nos acercabamos al final de la partida.
Llegó el momento donde a mí me faltaba una muerte y a él dos, me punzaba de dolor a la mitad del brazo izquierdo cuando escuché que habló de nuevo por el chat de voz para preguntar dónde me encontraba. Por evidentes razones no dije nada hasta que lo encontré a la distancia, le apunté con el francotirador y le dije “Adiós”.
Tan pronto como lo dije gritó tan fuerte que me dolieron los oídos, pero disparé y la pantalla del final de la partida apareció.
Antes de que me desmayara alcancé a leer un texto que decía: “felicidades, tienes el valor para terminar con tus enemigos”.
Al despertar quise deshacerme del juego inmediatamente, pero al sacar la charola de la consola ya no estaba el disco, busqué la caja y tampoco la encontré, revisé por todos lados, pero no encontré absolutamente nada.
Nunca lo había contado a nadie porque no pensé que alguien me fuera a creer, quizá yo tampoco lo haría si alguien más me contara todo esto que yo he descrito. Tras un par de meses creí que había sido una especie de pesadilla o sueño, pero igual tuve que pagar ese pequeño cargo que se hizo a mi tarjeta por el juego aunque en el concepto del estado de cuenta aparecía sólo con el nombre de “compra en internet”, ya ni siquiera recuerdo el título de la página donde lo conseguí.
Pero hay algo más que no me dejará olvidarlo nunca:
El miedo, la desesperación y ese dolor tan punzante en mi brazo izquierdo que casi me hacía sentir que estaba por reventar.
Literalmente sentí que estaba jugando por mi vida y nunca nada hasta antes de ese día me había hecho sentir un terror así.